Ser Feliz y Darse cuenta

Ser Feliz y Darse cuenta

La felicidad es eso que todos estamos buscando; nuestras decisiones y acciones diarias determinan nuestra búsqueda de esa felicidad. Parece mentira que aún hoy, seguimos con la idea que la felicidad es el destino y no el camino. Nos hemos acostumbrado a pensar que llegaremos a un estado de felicidad cuando tengamos determinada cosa o cuando estemos con una persona especifica y en esa búsqueda constante nos hemos olvidado vivir y disfrutar, de lo verdaderamente importante.  

Así como amar es una decisión, ser feliz también lo es. En la vida nos pasan cosas buenas y cosas no tan buenas, somos nosotros quienes decidimos qué hacer y cómo afrontar con cada una de estas. Normalmente por nuestra naturaleza preferimos ante los problemas, darnos látigo; si, látigo, y veamos un ejemplo sencillo, si se nos cierra una puerta o algo no sale como esperamos, duramos semanas o meses sumidos en depresión, pensando que somos miserables en vez de hacer el duelo y emprender acciones para salir adelante y cambiar mi situación. Además, nos acostumbramos a que nuestra valía está determinada por cosas o personas, si nos va bien en el trabajo somos los mejores profesionales, pero si por el contrario, cometemos errores y nos llaman la atención o inclusive terminan nuestro contrato laboral, ya no valemos nada; igual pasa con nuestras familias, con nuestras relaciones de pareja y con nuestros hijos. Le damos la autoridad a personas, situaciones o cosas para que determinen como nos sentimos. 

Nos hemos acostumbrado tanto a sufrir, o a decir que la vida es dura, que cuando tenemos muchos momentos de felicidad o pensamos que todo está bien, en automático se nos viene un pensamiento trágico a nuestras mentes, ¿les ha pasado? En Colombia se dice “de eso tan bueno no dan tanto”.
Brené Brown, investigadora, docente y escritora estadounidense, y quien se ha dedicado a investigar la vergüenza, la vulnerabilidad y la empatía en su discurso “Un llamado a la valentía” (que se los recomiendo en netflix), describe esto como la alegría premonitoria, describe como permitirnos sentir alegría es aterrador. Inclusive indica que en momentos maravillosos y de felicidad acostumbramos a ensayar la tragedia. ¿Les ha pasado? 

Hay un factor determinante para permitirnos disfrutar y sentir felicidad día a día, se llama GRATITUD. No hay felicidad si no hay gratitud, ser agradecidos desde lo más sincero y profundo de nuestro corazón.  Agradecer por el hoy, agradecer por lo que consideramos básico, por lo ordinario. Agradecer por aquello que, si nos quitan, nos robaría alegría. Seguro tú que estas leyendo, en algún momento haz sentido que lo tienes todo pero que no eres feliz, y sabes ¿por qué? Porque no agradecemos, damos todo por sentado, si tan solo dijéramos, gracias por estar aquí, gracias por el trabajo, y no como resignación de decir “al menos tengo un trabajo”, si no realmente gracias por la fuente de ingreso, por el reto como profesional que esto me representa, gracias por el jefe que me enseña, que me reta, algo bueno tenemos todos, agarrémonos de eso para sacar siempre lo mejor. 

Gratitud, compasión, cariño y amor son algunos aspectos que te permiten pensar en el otro y dejar de concentrarte sólo en ti. Practicar la gratitud, la empatía y la compasión, nos hace pensar en cosas más grandes que uno mismo. Si sólo buscas tu felicidad puedes llegar a ser egoísta o vivir comparándote. Deberíamos pensar en la felicidad como una habilidad que no es diferente de aprender a tocar un nuevo instrumento. La fórmula de la felicidad no es igual para todos, pero la buena noticia es que las cosas que nos gusta hacer son los pilares de una vida feliz, jugar, experimentar, hacer cosas nuevas, apreciar lo que tenemos, disfrutar lo ordinario, rodearnos de nuestras familias y amigos.

Hay un proverbio que dice que para el que es triste todos los días son malos, para el que es feliz todos los días son de fiesta. Lo cual nos ratifica que todo es cuestión de actitud. Juzguemos menos, amémonos más, exijámonos, pero no hasta el punto no sentirnos conformes con nosotros mismos o con el otro. Sé feliz, pero sobretodo date cuenta. 

Te invito a que a partir de hoy intentes por lo menos agradecer por tres cosas diariamente. Hoy por ejemplo, Yo agradezco por despertar esta mañana, por mi trabajo, por tener una familia bendecida y con salud y ¿tú que agradeces hoy?. 

Escrito por Martha Meriño