¿CÓMO LIDIAR CON LA ADVERSIDAD Y NO MORIR EN EL INTENTO?

¿CÓMO LIDIAR CON LA ADVERSIDAD Y NO MORIR EN EL INTENTO?

Alguien me preguntó alguna vez, como haces para seguir, aunque no estés bien. En principio no lo entendí, no supe como abordar esa pregunta porque era algo en lo que honestamente nunca había pensado, solo sabía que seguía, aun en la adversidad procuraba avanzar, como si fuera un acto automático.

Luego de varias reflexiones al respecto, llegué a algunas conclusiones que te quiero compartir, porque tal vez te puedan ayudar a pensar sobres eso que te ayuda a ti, y que se convierte en tu propia motivación para avanzar en momentos de crisis, malestar emocional o adversidad (como quieras llamarlo, todos se parecen un poquito).

Antes te quiero contar una historia, porque de alguna manera todo se basa en eso, en nuestra historia, el discurso que hemos construido acerca de nosotros mismos está basado en las realidades a las que hemos estado expuestos. Ahora sí, aquí viene la historia: Cuando estaba en la universidad cursando mi pregrado en psicología, sostuve varias conversaciones trascendentales sobre aquello en lo que podía trabajar sobre mi misma para ser mejor, en términos generales este era el tema, y recuerdo cuanto hablábamos sobre cuestionarnos, pero yo nunca entendía esa expresión… ¿cuestionarme, cuestionarme sobre qué? Recuerdo muy bien la frase que decía una profesora: Cuestionarte sobre lo que mas te cueste. En ese momento era como si estuviera hablando otro idioma, no sabía que era lo que “mas me costaba”. Se generó una crisis en mí, comencé a pensar que tal vez no era buena para la psicología, que tal vez no se me daba eso del análisis del pensamiento y/o comportamiento humano, si ni con el mío podía…  hasta que por fin entendí que justo ese proceso reflexivo que yo veía como crisis es de lo que se trata, de aprovechar la adversidad para “limpiar el desastre”.

Al avanzar en mi carrera profesional y en la vida en sí misma, que siempre está dispuesta a enseñarnos, entendí la profunda necesidad de adentrarnos en nuestro propio ser, de entender nuestras limitaciones y los terrenos oscuros en los que no queremos adentrarnos, lo que nos cuesta generalmente es de lo que no queremos hablar con nosotros mismos, lo que nos hace aplazar una tarea, querer dejar de pensar, evadir los pensamientos asociados, auto excusarnos, evitar, desistir y hasta querer huir. Pero cuando estamos dispuestos a enfrentarnos a nuestras propias oscuridades, entonces eso se convierte en abrir una puerta, ampliar el panorama, desarrollar un talento, crecer.

¿Y esto que tiene que ver con cómo afronto la adversidad y por qué sigo aun en situaciones de crisis? Tiene todo que ver. Conocerme y tener la capacidad de cuestionarme y reflexionar es mi primera clave. En las crisis o situaciones adversas siempre me turbo al principio, pero lo acepto, lo reconozco y abrazo la emoción que experimento. Soy capaz de decir esto mal, o estoy triste, preocupada, o simplemente decir no entiendo lo que siento, pero sé que no tengo el bienestar que deseo. No le huyo al dolor, no salgo corriendo cuando duele, me quedo, lo abrazo y empieza mi conversación interna, aparecen miles de cuestionamientos en mi cabeza. Aquí tiene sentido haberte contado esa historia, ahora sé sobre qué cuestionarme y cómo hacerlo.

La segunda clave es tener la medida perfecta, que es perfecta porque es personal y obedece a mi propia realidad. La medida justa entre la necesidad de tener un espacio de reflexión sobre lo adverso en un escenario interno que corresponde a mi vida mental, sin perder de visa que mientras me cuestiono la visa sigue: el cliente espera una respuesta, mis hijos van a la escuela, mi madre quiere una llamada para saber que sigo aquí, el equipo de trabajo avanza y espera mi compromiso. Este momento es fundamental, es como jugar tetris. Distribuyo mi energía personal entre todos los frentes atendiendo a lo que dice mi cuerpo, mis emociones y mi mente.

  • Lo primero es enfocarme en el objetivo, no pienso en las tareas, en la lista de deberes, sino en mis objetivos macro, porque son los que impulsan a avanzar y me permiten elegir unas actividades sobre otras. Elijo aquellas que me generan menor carga emocional o que me aportan mas bienestar, las que más me gustan o disfruto. Me enfoco en lo grande, en lo que motiva que me levante todos los días a seguir. Visualizo el final.
  • Abrazo mis emociones y si tengo que parar a vivir una emoción especifica, lo hago.
  • Converso cuando estoy lista para hacerlo. Antes de conversar con alguien más, la conversación inicial es conmigo misma.
  • Reflexiono, siempre reflexiono. Sobre lo bueno, lo malo, y lo mejor que puede ser.
  • Avanzo, siempre avanzo. Aun cuando decida acostarme en la cama un rato, incluso eso ha sido por decisión, me doy permiso para hacerlo y es parte de un plan. Luego me vuelvo a concentrar en la foto final, porque este momento de adversidad es solo una parte de la historia, que también pasará.
  • Limpio el desastre: En cada situación de adversidad hay una gran oportunidad de autoexploración, que nos permite encontrar todo aquello en lo que podemos ser mejor. Así que cuando vivo una adversidad hago un ciclo: Experimento mi emoción (Generalmente al principio me turbo), reflexiono, limpio el desastre y avanzo.

 

Por Laura Gonzalez

#SerMásEsPosible